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Sofá Chester en Bogotá nunca pasará de moda

El sofá ‘Chester’ es un clásico de la decoración inglesa que no solo pervive hasta nuestros días, sino que se ha apropiado del término ‘sofá’, porque es común que cuando pensamos en un sofá o un sillón nos venga a la mente un ‘Chester’ y nada más. Este sofá Chester se caracteriza por disponer de unas botonaduras que, al ser cosidas, hacen formas de rombos y por tener el respaldo muy bajo, a la altura de los reposabrazos. Sofá Chester en Bogotá con capitoneado.

Ambiente típico inglés

El modelo Chesterfield original es de cuero marrón y tiene remaches dorados con forma de chincheta. Es un sofá que transpira nobleza y suntuosidad, y que está fabricado para durar muchísimos años. Los chester son de ese tipo de muebles que perviven a todas las mudanzas, y que pueden pasar de generación en generación. Nació para un entorno adulto, cuidado: los chester no son a prueba de niños.

Actualización de diseño

Pero las épocas cambian y pese a que jamás nos cansaremos del clásico sofá Chester en bogotá elaborado en piel, el modelo se ha actualizado y podemos encontrar sofás de este tipo con tantos tapizados como la imaginación nos permita soñar. En este salón se ha utilizado un tejido de sofá clásico, en gris marengo, y se han mantenido intactas las formas del Chester, pero se ha aligerado un poco el grosor de sus reposabrazos.

El Chester blanco

Cada vez se ven más modelos de Chester que respiran el aire más puro de su estilo y, sin embargo, cambian radicalmente de color, como este sofá blanco. Es llamativa su belleza, sigue destilando una presencia noble e ineludible, y sin embargo su color es blanco puro tapizado en un tejido Acualine, que repele las manchas, ¨sofá chester en Bogotá¨.

El primo hermano del Chester

Este sofá es un beso y no guarda una relación directa con el Chester noble de cuero intenso; y sin embargo vemos claramente de dónde nace su referente. Tan solo con poner botonaduras al respaldo, ya evocamos el recuerdo de este antepasado del diseño de sofás, aunque aquí el resultado resulta muy provocativo, divertido y fresco.

Otro familiar del Chester

Con un aire Mid Century, vemos este otro sofá que resulta familiar a ojos del diseño Chester, donde lo único que tienen en común son los botones y la altura del respaldo. Sin embargo, no cabe duda de sus referencias. La tela elegida en este caso, tiene una textura muy años 70 pero en tonos pastel, que hace muy divertido mezclar dos sofás en una misma estancia pero invirtiendo los colores del sofá y cojines.

Origen

Como en tantos casos que no han sido debidamente documentados, al origen del Chesterfield se le han atribuido diversas versiones. La más aceptada es la que tiene como protagonista al 4º Conde de Chesterfield, el estadista y diplomático británico Philip Dormer Stanhope (1694-1773). Una vez estrenado su título, habría citado a un ebanista para que le confeccionara un sofá capaz de mantener a los caballeros prolijamente erguidos: la imagen de hombres vestidos de etiqueta, encorvados y deslizándose de a poco por el respaldo le resultaba de mal gusto.

¿Cómo corregir, entonces, su postura?

Haciendo el respaldo y los brazos a la misma altura. Entre los requisitos solicitados por el encubierto experto en moda y tendencias, figuraba un cuerpo duro y robusto, atributos que muchos le reprocharían y asociarían a la incomodidad

El legado de Philip

El Chesterfield habría adquirido su popularidad gracias al diplomático Solomon Dayrolles, quien heredara el sofá una vez fallecido su padrino, el Conde. Dice la leyenda que desde su lecho de muerte, Philip le ordenó a su criado: «Give Mr. Dayrolls a chair». Esta expresión generó en una confusión:

¿Qué debía hacer el criado? ¿Tenía que invitarlo a sentarse o darle la butaca como un presente?

Decidió que el regalo era lo más adecuado: Solomon se llevó el Chesterfield que, exhibido en su propia casa, inició una eufórica demanda por parte de sus visitantes.

Los botones

Así, de los salones nobles, las casas aristocráticas y los clubes de caballeros, el sofá comenzó a ser una pieza deseada por los nuevos ricos, y fue abriendo su selecto repertorio de exposición.

¿Cuantas horas?

Para entonces, el género de moda era el terciopelo y su confección demandaba entre 60 y 100 horas de trabajo manual, dependiendo de la medida.

¿Quien tiene los derechos?

Paul Fleming, cuarta generación de fabricantes de muebles de Fleming & Howland -, la marca que tiene los derechos de producción sobre el diseño del sofá, dice que esta versión es una historia de souvenir. Pese a que, distintos integrantes de su familia han intentado develar el verdadero origen del Chesterfield, ninguno tuvo éxito.

Fleming

Lo que sí puede confirmar Fleming es que los botones fueron aplicados para que el sofá fuera incómodo: como los dueños de casa solían recibir a muchas personas para tener una audiencia, el accesorio los invitaba a retirarse durante la espera por la molestia ocasionada en sus espaldas. Así, los botones despejaban un poco las agitadas agendas de los nobles.

La cofradía Howland

En Fleming & Howland han desarrollado una suerte de manual, para contar el paso a paso de la fabricación del sillón. En el capítulo uno repasan los materiales: soga de varias hebras, cuya composición es una mezcla de fibras naturales, (algodón, yute, cáñamo y coco); madera cortada en más de 30 formatos y tamaños para construir la estructura.

¿Cuantas piezas?

Más de 1000 piezas de metal, entre clavos, ganchos, tachas y botones; cintas de arpillera que son entramadas en las distintas capas del marco del sofá; espuma para el relleno.

Fuente: https://www.hola.com/decoracion/galeria/20190211137093/sofa-chester-estilo-renovado-cs/1/

https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/chesterfield-conoce-la-historia-del-sofa-mas-vendido-nid1844800

Andrés Sáenz

Administrador de empresas y fundador de Mobiliario 16

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